Es posible que estés aquí porque acabas de ver la maravillosa película protagonizada y dirigida por Clint Eastwood que lleva el nombre de un coche americano de los años 70: el Ford Gran Torino. Puede que te haya llamado la atención la importancia que tiene el coche para su dueño, Walt Kowalski, y te hayas preguntado qué tiene de especial. También es probable que ahora esté divagando y simplemente quieras saber más de este clásico americano, así que mejor me dejo de tonterías y te hablo un poco más de él.
El nacimiento de un coche mítico
La historia del Ford Torino comienza en 1968, época en la que Ford Motor Company comercializaba el Ford Torino, que era una versión de lujo del Fairlane. Curiosamente, pocos años después, los roles se invirtieron y el Fairlane pasó a ser una versión del Torino, ya que este último ganó mucha fama en muy poco tiempo, por lo que Ford decidió que debía ser un modelo único. Esto fue así hasta que en 1971 se optó por eliminar el nombre Fairlane y mantener solo el de Torino (un claro ejemplo de cómo el mercado es capaz de cambiar radicalmente la estrategia de una empresa).
La gran mayoría de los Torino fueron coches convencionales y, de hecho, los modelos más populares fueron el sedán de cuatro puertas y la versión de dos puertas con hardtop, que estaban destinados a familias. Aun así, Ford también produjo versiones más deportivas del Torino, en las que se les instaló un motor de 7.0 litros y 429 cv. Gracias a esto se le incluyó dentro de la categoría de «muscle car».
El año de oro del modelo fue 1972. Fue el momento en el que se rediseñó el modelo, tomando así la estética que todos conocemos. La marca también aprovechó entonces para lanzar 3 versiones distintas del que ya era uno de sus coches más exitosos: el Torino, el Gran Torino y el Gran Torino Sport. De este último se pusieron a la venta varias versiones, que se diferenciaban principalmente por el tipo de motor V8 que utilizaban. Así, estaba el 302-2V, el 351-2V Windsor y Cleveland , el 351C-4V Cobra Jet, el 400-2V y el 429-4V. Además de esto, podías comprarlo con techo rígido o con SportRoof, ambas con carrocería coupé 2 puertas.
Fue un coche tan importante para Ford, que la marca consiguió modificarlo hasta el punto de que pudiese participar en carreras de NASCAR, así como en otras competiciones, lo que no hizo más que engrandecer la figura de este deportivo de los años setenta.
Ford Gran Torino y el cine
Como ya comentaba al principio, una de las razones por las que el Gran Torino pasó a la historia como un coche mítico fue su aparición en el cine y la televisión. La primera aparición estelar de este precioso clásico americano fue en la famosa serie de televisión Starsky y Hutch. El coche que utilizaban los protagonistas era concretamente un modelo de los fabricados entre 1974 y 1976 que se pintó de color rojo con una raya blanca y al que se le modificaron las llantas, los neumáticos y la suspensión para darle un aspecto más deportivo. El éxito de la serie fue tal que gran parte del público quedó cautivado por el estilo y las prestaciones del «Gran Tomate Rojo».
Casi treinta años más tarde, el Gran Torino volvió a ser protagonista en la ya mencionada película homónima de Clint Eastwood. En este caso, el protagonista –un veterano de la guerra con cara de pocos amigos– tiene aparcado en su garaje un unidad de 1972 color verde botella, que va ganando cierto protagonismo a medida que avanza la película. En realidad es uno de los elementos desencadenantes de la trama. Si eres de los que ha llegado aquí porque te interesa el coche pero no has visto la película, te recomiendo que la veas. Es un peliculón.
Una de las últimas apariciones del Ford Gran Torino en la gran pantalla fue un año más tarde en la cuarta entrega de Fast and Furious. Su aparición es totalmente residual, pero es un coche que siempre llama la atención. Para la próxima vez que veáis el film, es el bólido utilizado por Fénix Calderon, uno de los guardaespaldas de Braga –el que supuestamente mata a Letty–.
Después de tanto hablar de este muscle car, y si eres de esos a los que les gustan los coches clásicos, igual te has planteado la posibilidad de hacerte con uno. Con el tiempo se han convertido en verdaderos coches de colección, y algunas versiones cuestan incluso entre 40.000 y 50.000 euros. No obstante, los modelos menos buscados tienen precios mucho más interesantes, por lo también pueden ser una opción interesante a tener en cuenta. Si te interesa, aquí te dejo un enlace para que puedas ver algunas unidades que están a la venta actualmente en España. También dejo aquí el link a una web americana, por si alguno se anima a importarlo de USA.