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Ford v. Ferrari: La historia detrás de la película

Ford v. Ferrari: La historia detrás de la película

Estamos a unas pocas semanas del lanzamiento de una de esas películas que nos gustan a los aficionados a los coches: Ford v. Ferrari. Este filme narra, nada más y nada menos, que la pugna que tuvo lugar en los años 60 entre los dos gigantes del mundo de las carreras mencionados en el título. Pero hoy no vamos a hablar del argumento de la película (ya la comentaremos una vez la veamos) sino de la verdadera historia que hay detrás de esta, que es la que ha servido de inspiración al director del cortometraje.

Antes de empezar, lo ideal sería entrar un poco en contexto explicando la situación en la que se encontraban ambos fabricantes antes de los acontecimientos de Le Mans 66′. Aquí tenéis el artículo que publicamos hace un tiempo contando la historia de Ferrari para entrar en materia, pero lo más importante es que la «Scuderia» llevaba muchos años ganando carreras de Formula 1, además de la Mile Miglia y la Targa florio. A esto hay que añadir las victorias de 1954 y 1958 en las 24 Horas de Le Mans, que sirvieron de avanzadilla de lo que más tarde se convertiría en hegemonía. Porque desde 1960 hasta 1965 nadie pudo hacer sombra a la marca de Enzo en el Circuit de la Sarthe.

Ferrari 250 GT Stirling Moss
Imagen: diescastlegens.com

Ferrari era, sin duda, la envidia de muchos fabricantes de automóviles de la época. No sólo producía coches rápidos e imbatibles, sino que además eran verdaderas obras de arte rodantes (firmadas, cómo no, por Pininfarina). Por si fuera poco, se trataba de una marca principalmente artesanal que no podía competir en presupuesto con los grandes colosos del sector, algo que seguramente llamó la atención –por decir algo, probablemente el sentimiento fuese más fuerte– de algún que otro directivo. Tal fue el caso de Henry Ford II (nieto del fundador de la marca del óvalo), que después de ver los triunfos del fabricante italiano en Le Mans, decidió que quería que sus coches ganaran dicha competición. Pero el momento que lo cambió todo y que dio lugar a una de las batallas más épicas del mundo de las carreras de coches llega en Febrero de 1963, cuando Ford recibe en su oficina una oportunidad excepcional: la posibilidad de comprar Ferrari.

En breve entraremos en los detalles de lo que ocurrió después, pero es importante comentar la situación de la compañía americana en aquella época. Uno de los puntos más destacados es que Ford, históricamente, no era un fabricante que pusiese especial atención en las carreras. De hecho su fundador las repudiaba. La cuestión es que, después de reflotar una empresa que había caído en desgracia, Henry Ford II decide que quiere cambiar la imagen de su firma para que sea percibida como una marca performance relacionada con las carreras y los deportivos. Pero, ¿cómo hacerlo? La respuesta la tenía un joven piloto ex-campeón de Le Mans llamado Carroll Shelby.

Carroll Shelby Ford Mustang GT350
Carroll Shelby con un Mustang GT350 y un Cobra

En 1962, Shelby llama a la puerta de Ford preguntando por sus motores. Tenía como objetivo fabricar un pequeño deportivo estilo europeo basado en un modelo de AC Motors (el AC Ace). De este modo comienza una asociación que empezó a dar sus frutos poco tiempo después, convirtiéndose los Shelby Cobra en una referencia de las carreras en Estados Unidos. En 1963, Ford gana las 500 millas de Daytona gracias a su V8 427 y más tarde dos cobra con motor Ford (V8 4.7) consiguen un séptimo puesto en Le Mans.

Volviendo al tema principal, en febrero de 1963 llega a oídos de Henry Ford II que Ferrari busca comprador dada su mala situación económica. Después de unos meses de idas y venidas, en mayo de ese mismo año ya está todo dispuesto para firmar: los estadounidenses iban a adquirir al fabricante italiano y su equipo de competición por 10 millones de dólares –parece una miseria teniendo en cuenta que hoy Ferrari factura más de 3.000 millones, pero en aquella época era mucho dinero–. Las condiciones eran que Ford se haría cargo de los coches de producción y Ferrari mantendría la dirección de la «Scuderia» y la competición, pero con un pequeño matiz: la matriz estadounidense tendría la última palabra sobre el presupuesto destinado a la división de carreras. Esto no hizo especial gracia a «Il Commendatore», ya que veía que se estaba limitando el control sobre su marca y sus coches. Así, la compra no se formalizó y pocos años después Ferrari acabaría entrando en la órbita del Grupo Fiat.

Ford vs Ferrari en Le Mans
Imagen: RM Sotheby’s

Como era de esperar, Henry Ford II no se tomó muy bien que Ferrari decidiese no cerrar el acuerdo a última hora y tomó la determinación de vencer a Ferrari en su propio terreno: las 24 horas de Le Mans. Los estadounidenses crearon rápidamente un equipo cuya misión era diseñar el coche definitivo que acabaría con Ferrari. Un año más tarde, el Ford GT40 (denominado así por sus 40 pulgadas de altura desde el suelo) veía la luz en las inmediaciones del aeropuerto de Heathrow. No obstante, no todo fue coser y cantar y el año 1964 estuvo especialmente marcado por las diferentes averías que afectaron a los GT40 en competición. Este fracaso llevó a Henry Ford a sustituir a John Wyer, director del equipo de competición, y a poner en su lugar a Carroll Shelby. El tejano decidió tomar una decisión importante que pasaría a la historia: instalar el motor V8 7.0 de Ford al GT40, que ofrecía más potencia que el bloque que se había utilizado anteriormente.

En las «24 heures du Mans» de 1965, los Ford empezaron a enseñar pequeños atisbos de lo que estaba por venir. El número 2 empezó con pole y lideró la carrera al principio, pero un manguito de la gasolina mal diseñado obligó a los dos coches yankees a abandonar la carrera. Fue otro duro golpe para Ford (Ferrari volvió a ganar aquella carrera), pero en este caso el sabor no era del todo amargo. Aun así, Henry Ford II dio un ultimátum a su equipo en relación a la carrera del año siguiente: no vale nada que no sea una victoria.

Ferrari 330 P4 Le Mans

Durante el año siguiente se decidió revisar el Ford GT40 a conciencia. Tenía que poder soportar la exigencia de una carrera de 24 horas en un circuito como el de Le Mans. El coche fue probado sin descanso por el piloto estadounidense Ken Miles, siempre llevándolo al máximo. Se hicieron pruebas de todo tipo, tanto en bancos de pruebas como en circuito, con la idea de testar el motor, la capacidad de frenada, al aceleración y el resto de componentes del auto. Se llegó incluso a utilizar tecnología proveniente del sector de la aviación para mejorar la resistencia y ligereza de algunas partes. El presupuesto no era un problema para el gigante americano.

Después de meses de trabajo, llegó la ansiada carrera de Le Mans 66′. Ford llevaba tres años intentado hacer frente a Ferrari y esta vez no podían fallar. Se presentaron al evento con ocho GT40 con el motor V8 de 7.0 litros y cinco con el V8 4.7 litros. Y finalmente llegó la ansiada victoria. El domingo cruzaron la meta tres GT40, convirtiéndose esta en una de las llegas más recordadas de la historia. La victoria se le otorgó al coche conducido por Mclaren (sí, el fundador de la empresa de deportivos) y Amon, a pesar que el del duo Miles-Hulme había liderado toda la carrera. Esto se dio así porque los altos cargos de Ford pidieron a Miles que esperara a Mclaren para que hubiese un empate dentro del equipo. La cuestión es que las reglas no permitían tal cosa, así que finalmente la primera posición fue para el coche número 2, ya que había recorrido 20 metros más en total al haber partido en una posición más retrasada. Ningún Ferrari terminó la carrera.

Ford GT40 Le Mans Gulf
Imagen: Goodwood

Tras la victoria de 1966, Ford volvió a ganar en Le Mans con su espectacular GT40 tres veces más, lo que convirtió al bólido de carreras en toda una leyenda. De hecho, el Ford que ganó en 1968 y 1969, que llevaba publicidad de Gulf, es un símbolo que prácticamente todo el mundo sabría reconocer, sean o no apasionados del motor. Además, se suele asociar con otra leyenda del automovilismo, como es Jackie Ickx «Mr Lemans», que fue el responsable de llevar a Ford hasta lo alto del podio en 1969.

Como podéis ver, la historia detrás de la película Ford v. Ferrari es de lo más apasionante. Es una de las batallas más recordadas dentro de la historia del motorsport por su naturaleza y porque dio pie al nacimiento de coches increíbles. Nosotros estamos ansiosos por ver a Matt Damon y Christian Bale en acción y esperemos que la película esté a la altura de las expectativas, que son muy altas.

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