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Por qué las primeras películas de Fast and Furious son mejores

Por qué las primeras películas de Fast and Furious son mejores

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La saga “Fast and Furious” es, probablemente, una de las más conocidas entre los aficionados a los coches. Desde el lanzamiento de la primera entrega, allá por el 2001, el número de aficionados de esta franquicia ha crecido a pasos agigantados, hasta alcanzar los increíbles números de Fast and Furious 8.

Con el paso del tiempo, la franquicia ha ido dejando cada vez más de lado los coches, optando por crear un contenido que llegase a un público más amplio. Ahora, las películas se centran mayoritariamente en las escenas de acción, las explosiones y los coches voladores.

Muy atrás han quedado aquellas carreras entre Vin Diesel y Paul Walker por las calles de los Ángeles, con coches tuneados hasta las trancas y pintados con colores llamativos. Ahora lo que se lleva son los coches estilo batmóvil y las patadas voladoras a cámara lenta. Esto no quiere decir que las últimas películas sean “malas”, pero sí que se alejan mucho de lo que era la esencia principal de “A todo gas”. Y es que las primeras películas, a pesar de tener menos presupuesto, estaban hechas para los amantes de los coches, y eso molaba. Molaba mucho.

Supra vs Charger F&F

Mucha gente dirá que las entregas iniciales eran muy malas, que con los años las películas han mejorado en calidad y efectos especiales, y que eso se ve reflejado en la cantidad de personas que va a ver los lanzamientos más recientes. Pero la verdad es que, desde Fast and Furious 5, el nivel de “fantasmada” no ha dejado de aumentar. Porque lo que está claro es que el hecho de que un coche vuele de un edificio a otro sin necesidad de alas desafía bastante las leyes de la física.

Cierto es que “The Fast and the Furious” y “2 Fast 2 Furious” también tenían su dosis de exageración, pero era una cantidad tolerable y que hacía hasta gracia. También es cierto que en estas películas podíamos encontrar algunos fallos (en la primera entrega, Dominic Toretto se burla de Brian por no hacer doble embrague, algo un tanto ridículo tratándose de una carrera en línea recta y en la que solo hay que subir de marcha). A pesar de todo, estas cintas conseguían entretener al público, convirtiéndose en filmes de culto para muchos fans de los automóviles.

Tokyo Drift: Carreras y derrapes en Japón

También hay que hacer especial mención a “Tokyo Drift”, puesto que es la entrega en la cual los coches son más protagonistas. Y es que el drift es una modalidad que gusta bastante dentro del mundo del motor (por eso de ir derrapando por todas las esquinas). La trama no es nada del otro mundo, así como los actores, pero hay que decir que ver coches como Mitsubishi Lancer Evo o Mazda Rx7 derrapando por las carreteras de montaña de Japón es algo maravilloso. Además, esta película es la más realista de todas las entregas, ya que se centra más en las carreras y no deja espacio para acrobacias imposibles.

Sabemos que desde el punto de vista cinematográfico muchos de los argumentos aquí planteados no tienen cabida. Pero nuestra idea era la de mostrar una visión diferente, la de los apasionados de los coches, acerca de esta famosa franquicia. La saga Fast and Furious seguirá, casi sin ninguna duda, la línea marcada hasta ahora: vender su producto a las masas a través de los efectos especiales.

Y vosotros, ¿que preferís? ¿El «conduce o muere» de Toretto o los músculos de Hobbs?

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