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Recordando al Ferrari F40: El orgasmo de la automoción

Recordando al Ferrari F40: El orgasmo de la automoción

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Mito. Esta es la palabra que mejor define al coche que protagoniza el artículo de hoy. Porque pocos podrán negar que el Ferrari F40 es uno de los superdeportivos más icónicos de la firma de Maranello. Y no es para menos, ya que se trata de una verdadera obra de arte sobre ruedas. Pero antes de deshacernos en elogios hacia él a la ligera, conozcamos mejor a esta máquina.

Historia del Ferrari F40

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La historia del F40 comienza a finales de los años ochenta. Enzo Ferrari, que se encontraba ya en la última fase de su vida, llevaba tiempo mosqueado porque sus coches llevaban muchos años sin destacar en el mundo de la competición. La marca había perdido fuelle y se había visto totalmente superada por las creaciones de sus archienemigos: el Lamborghini Countach 5000 QV y el Porsche 595. Lejos de resignarse y quedarse a mirar, «Il Commendatore» decidió ponerse manos a la obra con un único objetivo: crear el superdeportivo más rápido conocido hasta la fecha. Las palabras que acompañaron dicho propósito fueron las siguientes:

“Los clientes llevaban tiempo comentando que nuestros coches se estaban volviendo demasiado lujosos y cómodos . El F40 es para los propietarios más entusiastas que no quieren nada más que puro rendimiento. No es un laboratorio para el futuro, como el 959. No es Star Wars.»

“Me da igual si los paneles de su carrocería están mal ajustados y tienen grandes huecos. Quiero que su conductor pise el acelerador a fondo y cague sus pantalones”

Ferrari-F40-Motor

El proyecto del F40 comienza así en 1986 y queda a cargo de Nicola Materazzi, uno de los ingenieros de confianza de Enzo y responsable de coches como el 328 o el Lancia Stratos. Por suerte para él y su equipo, gran parte del trabajo ya estaba hecho y se encontraba aparcado en algún rincón de la fábrica del caballino rampante. Y es que el F40 está basado nada más y nada menos que en las seis unidades del Ferrari 288 GTO Evoluzione que los italianos habían preparado para correr en el ya extinto Grupo B.

El 21 de Julio de 1987, concretamente en lo que es hoy el Museo Ferrari, veía la luz la nueva berlinetta de Ferrari. Y no defraudó, porque era un verdadero avión sobre ruedas. Para empezar, el motor. Ubicado en disposición central se encontraba el V8 Biturbo de 2936 cm³ de 478 cv y 577 Nm de par. Un verdadera joya de la automoción que llevó al F40 a convertirse en el primer coche del planeta en superar los 320 km/h (título que perdió posteriormente frente al Bugatti EB110) y a hacer el 0 a 100 km/h en 3,5 segundos. Pero no todo acaba en el motor, claro que no.

Espartano y vanguardista al mismo tiempo

Ferrari-F40-Interior

A pesar de que el chasis era un «clásico» tubular de acero, el equipo de Materazzi incorporó materiales como kevlar, aluminio y fibra de carbono con el objetivo de mejorar la rigidez sin comprometer el peso (algo que resultó especialmente innovador en su momento). Esta premisa se mantuvo también con la carrocería, que corrió a cargo de Pininfarina y que estaba fabricada con materiales compuestos (de nuevo kevlar, fibra de carbono y aluminio). Pero, al parecer, el coche no era suficientemente ligero y Enzo decidió eliminar cualquier elemento que no fuese estrictamente necesario. Esto llevó a un interior muy austero tapizado con el mismo material que se utiliza para las alfombrillas y cuya única concesión eran unos baquets de fibra de carbono recubiertos de tela roja. Vamos, todo lo contrario a lo que se espera de un coche de lujo.

En cuanto a diseño, era imposible no fijarse en su estratosférico alerón y en el característico cristal con branquias que cubría el motor, que se convirtió en una verdadera seña de identidad. Sin duda era un coche de carreras concebido para circular por la calle, pero desde Ferrari no quisieron sacrificar ni una parte de deportividad y sensaciones. ¿El resultado? Nada de ABS, nada de equipo de sonido y nada de dirección asistida –eso es para los débiles–. Por no tener no tenía ni peso, porque consiguieron bajarlo hasta los 1100 kg, todo un hito teniendo en cuenta que se trata de un bicho de cuatro metros de largo y dos de ancho. Algunas unidades también prescindieron de las ventanas de cristal y emplearon unas de plexiglass con ventana deslizante –si es que no necesitas más para sacar el cigarrillo–, pero no fue algo que gustase a todos los clientes por lo que más tarde se incorporar unas ventanas estándar. La austeridad tiene límite.

Exclusivo… pero no tanto

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Aunque la idea inicial era la de producir y vender 400 unidades del F40, la realidad fue un poco distinta. La lista de pedidos fue tal justo después del lanzamiento que desde Maranello no quisieron dejar pasar la oportunidad, lo que les llevó a aumentar la producción hasta las 1311 unidades –todas en color Rosso Corsa–, cinco veces más que las que se vendieron del 288 GTO. No obstante, la «abundancia» del modelo no ha tenido un especial impacto en su valor de cotización: salido de fábrica costaba $200 000 y en estos momentos ronda los 1.3 millones de dólares –aunque llegó a alcanzar los 1.6 millones–. Es el precio que tiene poder conducir una de las máquinas más bestias del siglo pasado (experiencia que Manu Campa compartió con nosotros en una entrevista que podéis ver aquí).

Ediciones especiales y competición: Ferrari F40 LM

Ferrari-F40-LM

El «Ferrari 40» no fue un coche pensado –al menos en primera instancia– para dedicarse a la competición (algo curioso teniendo en cuenta que es un coche de carreras para calle), pero llevar el emblema del caballo negro quiere decir algo, así que terminó por entrar en los circuitos. Lo hizo a través de una versión modificada que bautizaron como Ferrari F40 LM de la que solo se fabricaron 10 unidades –de las cuales 8 terminaron por llamarse F40 Competizione–. Esta versión desarrollaba 690 cv y llegó a alcanzar los 375 km/h en el anillo de velocidad Nardò.

A finales de los noventa el F40LM participó en el Campeonato IMSA GT Series de Estados Unidos y quedó en tercera posición, detrás de los Audi 90. También fue utilizado con asiduidad en campeonatos GT europeos o el JGTC japonés. A pesar de todo no fue un coche que pasase a la historia por su palmarés competitivo. De hecho, la llegada del Mclaren F1 GTR (un coche basado en el F40 de Nick Mason) no hizo más que acelerar su desaparición del mundo de las carreras.

Algunas celebridades que poseen un F40

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Tras conocer su historia, no sorprende en absoluto que el F40 sea uno de los coches más deseados del mundo. Su elevado precio, por desgracia, lo restringe a unos pocos privilegiados que pueden permitirse desembolsar tales sumas de dinero (o que podían permitírselo hace 30 años). Repasamos algunos de los afortunados.

Para empezar, fue un coche que tuvo especial éxito entre los músicos que triunfaban en aquella época. Eric Clapton (que posee una gran colección de Ferrari), Rod Stewart o los integrantes de la banda Pink Floyd, David Gilmour y Nick Mason, fueron algunos de los clientes que adquirieron un F40 nada más salir de la fábrica. Otros miembros de la farándula musical de la época como Jay Kay (Jamiroaquai) o Luciano Pavarotti también se convirtieron en flamantes propietarios del último Ferrari de la era Enzo.

Otro «gremio» que también se vio muy atraído por esta joya fue, como no, el de los pilotos. Uno de los primeros en pasearse a lomos de un F40 fue Nigel Mansell, campeón del mundo de F1 en 1989 con la Scuderia. Jacques Lafitte, Patrick Tambay, Alain Prost, Jean Todt, Felipe Massa o Sebastian Vettel son solo algunos nombres de la larga lista de estrellas del automovilismo que ha poseído o posee alguna de las 1311 unidades que se fabricaron.

¿El Ferrari F40 perfecto?

Ferrari-F40-Perfecto

Si por casualidad eres una de esas personas con el músculo financiero como para comprar uno de estos a toca teja, probablemente estés interesado en saber qué debería tener el F40 perfecto. Pues bien, si recopilamos las características de las unidades que más cotizadas, llegamos a la conclusión de que el Ferrari F40 deseado debería ser una unidad de 1987, de las primeras unidades con ventana de plexiglass, sin catalizador, sin suspensión hidráulica y con volante a la derecha (por eso de que hay menos de estos rondando por el mundo).

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